Hay que ver lo dispuestos que están tanto nuestros legisladores como nuestras fuerzas de seguridad en perseguir al usuario de sustancias ilegales. Su guerra contra las drogas ya no hay por donde cogerla. Intenta justificarla repitiendo miles de veces los mismos cuentos que ya no se tragan ni los niños de 5 años. Mientras las asociaciones, ferias del cannabis, growshops no paran de crecer y de aparecer por todas partes. Caminando hacia una normalización que ya existe a nivel social y que sólo falta que también exista a nivel legal y político. Mientras los que gobiernan se pasan la patata caliente, a todos se les "escapa" esa posibilidad algún discurso electoral, en particular "los de izquierdas". Promesas que nunca se cumplen. Todo esto lleva al limbo de lo alegal. Y en esa frágil situación los legisladores aprovechan para recaudar. El consumo no es ilegal, lo permite la ley, la constitución y la democracia, pero que no te pillen con un cogollo por la calle o una pequeña china de hachis, que ya te la pueden liar parda.
Como mínimo te puede caer una bonita multa así como décimo de lotería, lotería para el estado, claro. En su afán recaudador no se preocupan demasiado de asegurarse de que lo que te quitan, y por lo que te multan o incluso intentan encerrarte (si la cantidad es importante y existen otros agravantes) sea realmente lo que parece. De repente te paran y te encuentran una china que has ido a comprar al polígono, porque tu camello estaba de regla y ese día no pillaba el teléfono absolutamente a nadie. Como es ilegal y no puedes adquirirlo en un establecimiento con garantias de calidad, horarios fijos, precio estable, etc.
No te queda más remedio que ir a comprarlo a los bajos fondos, así ya tienen una excusa para relacionar consumo con delincuencia. El que consume no tiene más remedio en muchas ocasiones que visitar lugares o personas poco recomendables en muchos casos.
Te diste unas vueltas por allí poniendo la oreja y la vista a ver lo que se cocía. Tu mirada descubrió a un tipo con aspecto no muy de fiar que iba y venia haciendo manejos. Hablas con la gente en el bar a ver si alguien te informa, con el camarero no suele fallar, y confirmaron tus sospechas. El tipo de las greñas tiene genero de ese que tu andas buscando. Te acercas a él y balbuceando le dices lo que quieres, te mira como por encima y pone cara de estar meditando. A todo esto tienes poca experiencia ya que llevas poco tiempo y además no eres consumidor habitual. Todo resulta como muy surrealista.
Te dice que esperes un momento, que ahora viene. Cuando regresa te da una pieza de lo que le pedías, parece generoso por el precio, te lo pone rápido en la mano, coge el dinero, de repente le entra la paranoia y se libra de ti lo más pronto que puede. Te largas de aquel sitio que no te da mucha tranquilidad, por que al resto de los factores en tu contra se añade que no te encuentras en la ciudad en que tu vives habitualmente. Por si fuera poco.
Te vas de camino y no has podido ni tan siquiera probar la calidad de lo que acabas de adquirir, el tipo te despacho tan deprisa que ni te dio tiempo, tampoco querías permanecer en aquel lugar tenebroso mucho más. Encuentras un parque y allí te paras en un banco para armar un pito. Cuando comienzas a darle calor a la pieza, esta desprende un olor conocido pero que no era justamente el que esperabas. Avecrem, si Avecrem, de ese famoso caldo concentrado en pastillas, el de ¿Cueces o enriqueces?. La madre que lo parió, me vio la cara de panoli y me ha dado el palo el tipo este. Me ha vendido una pastilla de caldo de ternera, o que por lo menos lo contiene un tanto por cien muy alto. Porque por el fondo tiene un olorcillo como a rico y a la vista da el pego.
Pensareis que aquí se ha terminado la serie de desgracias. Pues no. No me había dado tiempo de mandar la piedra del caldo, con sutil aroma cannabico si afinas bien el olfato, por el aire con la mala leche. De repente escucho una voz detrás de mi, alto a la autoridad, acompañados estos melodiosos rebuznos por unas luces azules a ritmo de sirena, precedidas por un par de linternas.
Te piden la documentación y que vacíes lo bolsillos, pero que bolsillos vas a vaciar si tienes la pastilla de caldo en la mano. No te ha dado tiempo ni a tirarla.
Te la quitan, la meten en una bolsa, como prueba del delito. Y si que tiene delito la cosa, el fumar pastillas de caldo concentrado no es nada bueno para la salud publica. Y por que no has dado con unos más burros que igual se piensan que es una pastilla de éxtasis. Los hay.
Dicen que te van a levantar un acta por posesión de sustancias ilegales. Insistes que que lo que contiene esa pastilla es completamente legal, lo venden en los supermercados y se llama Avecrem...A v e c r e m...
No hay forma, dicen que lo van a enviar a analizar al gobierno civil, con lo caro que sale eso, cuando les puedo asegurar que ahí hay más bien poco de lo que buscan, de eso ilegal. De momento ya les puedo ir dando mis datos y sin rechistar no vaya a ser que sume el desacato a la lista de faltas.
Con la misma te dejan con tu copia del acta, ya te llegara la carta. Se marchan en el coche y ni me acercan al centro que tampoco les costaba nada, y gracias al tiempo que me han tenido entretenido he perdido el ultimo metro. Camino con la duda de que será lo siguiente que harán, posiblemente fumársela, menuda sorpresa se van a llevar. Puede que la envíen a analizar y vean que apenas contiene THC, que es lo que se castiga. Puede que se olviden de mi y no me llegue nunca. Si controlan un poco se darán cuenta de que es pura jaravaca y es posible que pasen de todo, que lo dejen estar y piensen: pobrecillo.
Normalmente no la van a analizar ni nada, dan por hecho de contiene una cantidad suficiente como para ser ilegal a ojo y tiran para adelante. La carta te llega al cabo de un tiempo, muchas veces con poco tiempo de maniobra y como no te preocupes de recurrir, van a intentar cobrarte 400 euros por una pastilla de caldo concentrado mezclada con otros componentes desconocidos.
RAP Y DROGAS
Hace 1 mes
No hay comentarios:
Publicar un comentario